La innovación en la industria alimentaria se caracteriza a menudo por pequeñas mejoras incrementales y bastantes fracasos. Muy a menudo las empresas centran el foco de sus productos en características, tales como la conveniencia y las propiedades nutricionales, y desatienden el hecho de que la comida (los alimentos) forman parte de la experiencia del usuario y que lo conecta directamente con su cultura alimentaria, estilo de vida, y bienestar físico y psicológico.
La introducción de herramientas del diseño en la industria alimentaria puede acortar la brecha y ayudar en la creación de productos y servicios alimentarios que vayan más allá de la simple necesidad biológica, para convertirse en una experiencia que contribuya al bienestar del usuario.
Estamos inmersos en un gran cambio social: cambios en los hábitos (cada vez el consumidor está más y mejor informado), sostenibilidad en el uso de recursos, cambios demográficos y de estructura social, multiculturalidad, innovación tecnológica, planteamientos éticos….y todos ellos van a influir en la trasformación del sistema alimentario.